Cuando me uní al grupo, éste ya funcionaba como taller hacía un tiempo. Yo había terminado mi trabajo de muchos años en El Mercurio y estaba bastante perdida sobre qué hacer con mi vida de jubilada. Mis amigas, también ex Mercurio, me invitaron a participar y así llegué al departamento de la Mem. Desde que la vi, me encantó. Siempre impecable, se multiplicaba. Elegía los temas, preparaba las clases, fotocopiaba para cada una textos elegidos. Además nos atiborraba de galletitas, pasteles y deliciosas tazas de té. Nuestro taller tuvo siempre un tono de humor y de amistad. Antes de partir con la clase, hablábamos de nuestras familias, de nuestra penas y mucho de nuestras alegrías. Después entrábamos en materia.
Me encantaba la inteligencia y la pasión de María Ester. Todo le interesaba. Cuando descubrió las posibilidades de tener un blog, nos obligó a crearlo con ella. Puso a Teresita, la hija de Beatriz, a diseñarlo, a uno de sus sobrinos a ayudarla y, finalmente, María Ignacia, mi nieta de 14 años, vino de Talca a darnos clases para manejarlo. Fue así como nació La Brújula de Libros, que ahora queremos continuar, como un recuerdo palpable de nuestra querida amiga.
Hay tantos otros aspectos de María Ester que comentar, me da tanta pena hablar de ella en pasado, aunque siento su presencia diariamente. Yo la tenía encomendada a la Virgen de los Rayos. En una de las últimas conversaciones telefónicas que tuvimos, me dijo " pídele que yo me lo tome mejor". Y así ocurrió. Un día antes de su partida, volvimos a encontrar a la misma Mem de siempre.
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